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jueves, 11 de julio de 2019

Dos miradas sobre "Reverso", de Juan José Oppizzi


Amir Abdala, Juan José Oppizzi y Federico Riveiro
Ph: Paul Torres


El escritor Juan José Oppizzi presentó en Rojas su libro "Reverso" (Clara Beter, 2018), en el cual compila una decena de cuentos basados en hechos históricos, en clave humorística, ubicados en distintas épocas de la historia y lugares del planeta.

Se trata de la décimo séptima obra publicada por este autor nacido en San Isidro en 1957, y radicado en la ciudad de Arrecifes, que ha incursionado en géneros como novela, cuento, ensayo, teatro y poesía.



Sobre “Reverso” y su obra Oppizzi manifestó ante la prensa local que “es un libro que ya ha empezado a andar, sigue el camino lento de todas las publicaciones que he hecho. No sueño con ser diferente, porque la situación de todo escritor del interior que tiene que buscar, a veces, fatalmente, editoriales de la capital para poder trascender un poco. De igual modo, en mi caso, normalmente, soy yo el que solventa mis publicaciones. Hasta ahora no tuve la suerte de que ninguna editorial se interesara en comprarme alguna obra. Es algo curioso y que sirve de consejo para los escritores que se inician, porque se van a encontrar con argumentos circulares; es decir, las editoriales dicen: "Yo a usted no le puedo publicar porque no es conocido"; y entonces uno responde: "yo no soy conocido porque ustedes no me publican". Es un círculo que no tiene resolución inmediata, es a largo plazo”.

Oppizzi hizo su presentación en Rojas a fines del mes de junio, invitado por el secretario de Cultura Alejandro Elcoro y bajo el padrinazgo del editor y escritor Federico Riveiro y del escritor Amir Abdala, de quienes compartimos sus palabras sobre esta obra.

Federico Riveiro, Juan José Oppizzi y Amir Abdala presentando "Reverso"
Ph: Semanario Hoy (Rojas)


"Una mirada humorística de la Historia, 
que no sacraliza lo recibido ni denuesta 
lo rigurosamente conocido"

Una forma posible de explicar la Historia es sospechar que lo que se cuenta no es lo que sucedió, sino lo que “se dice” que sucedió. Puede conjeturarse que eso que “se dice” es un discurso que se impone, y es el que luego tomamos como “aceptado” o “verdadero”. También puede observarse que el momento de la creación discursiva sobre los hechos está lleno de silencios, es decir, lo que forma parte de la historia pero no se cuenta, porque quien ha recogido esos hechos decidió no utilizarlos. Será la significación retrospectiva la que termine por avalar o no esa construcción sobre lo que sucedió, y sobre lo que se eligió contar o silenciar de aquello que sucedió.

Pienso: ¿qué ocurre cuando se intenta reescribir una parte de la Historia, haciéndolo desde los silencios, de lo no dicho, de lo “no del todo conocido”? Y pienso: ¿es válido buscar una versión diferente de la Historia, en la cual se rastreen elementos que quizás no podemos determinar que existieron? Y pienso: ¿cómo abordar eso “no conocido” sin incurrir en una falsedad? ¿Qué camino elegir para contarlo? Pregunto: ¿es lícito valerse de lo ficticio para reconstruir un pasado que “pudo haber sido”? Finalmente: ¿cómo debemos recibir esa nueva versión cuando aparece rejuvenecida con ornamentos humorísticos?

Por supuesto que no tengo respuesta para ninguna de estas preguntas. Con lo cual para salir de este laberinto y tratar de descifrar mis propios cuestionamientos debo empezar a asomarme al libro y ver si enlazando algunas ideas podemos arrimarnos a algo que pueda considerarse una respuesta.

Comencemos por lo menos riesgoso: el título de este volumen: “Reverso”. Esta voz latina significa “vuelto del revés”, cuyo origen deriva a su vez de “vertere”, es decir: “girar”, palabra emparentada con “versión”, una de cuyas acepciones es “traducir”.

En este libro hay versiones; escenas posibles, traducciones alternativas de la Historia que, quizás, no se correspondan con lo ya aceptado como “verdadero”, pero que aquí se proponen jugar con ese tiempo de imprecisiones y dar un giro al momento de la significación retrospectiva.

Para empezar a despejar este palabrerío, es importante aclararlo, ya: este no es un libro de Historia. Aquí no hay rigurosidad ni búsquedas revisionistas de la Historia (con mayúscula). Hay, sí, un examen previo para construir los contextos de un juego contrafáctico de posibilidades imaginarias, en el cual el autor propone una mirada alternativa, sin sacralizar lo recibido ni denostar lo rigurosamente conocido.

Lo logra, a mi entender, con dos virtudes que se llevan la atención (y la intención) del libro: el buen trato del lenguaje y el humor.

“Reverso” reúne una decena de relatos que recrean momentos de la Historia en clave humorística; hay una propuesta imaginativa donde lo cotidiano (lo silenciado de la Historia, con mayúscula) se transforma en material lícito para la parodia. Así, con el humor, se “ablanda” la supuesta dureza de una narración que caracteriza a lo oficial y ortodoxo.

Aquí el recurso humorístico sobresale por su inteligencia para interpelar los sentidos de las palabras y en la recreación de breves escenas de un pasado reconocible en la creación histórica. Es frecuente encontrar registros que tienen algo de Les Luthiers, una generosa dosis de Jardiel Poncela, una pizca de Mel Brooks, mediante los cuales el autor apuntala su agudeza verbal con gags oportunos, diálogos sutiles, desenlaces sorprendentes y sarcásticos, sin necesidad de tortazos en la cara ni de apelar a lo chabacano o lo soez para impresionarnos.

Lo cómico es un rasgo que se adivina ya desde la elección de los nombres de algunos de los personajes que encontraremos a lo largo de estos textos, donde el autor juega con los sonidos y con los sentidos de las palabras con erudición y elegancia: encontraremos a un faraón de nombre Kataforesis, a filósofos griegos llamados Enréveses, Espasmos o Hartazgos; a un emperador romano conocido como Egolatrius Infinitus, a africanos de nombre Mondongo o Bingo, a una nave española bautizada como Divina Hostia, a una soprano italiana conocida como Ofelia Grittini o a un tenor llamado Edgardo Berridos.

Ya desde ese lugar el lenguaje se reviste con los ropajes del ingenio y funciona como una reacción creativa que se distancia de lo posible (o de lo que, ¿por qué no? pudo haber sido). Y lo que se reconstruye es un recorrido por los antiguos Egipto, Grecia, Roma, China, y luego el Virreinato rioplatense, la Francia medieval, la Inglaterra victoriana, un África con paisajes de Tarzán o una Argentina que recupera una batalla crucial de nuestra historia, recorrido en el cual el autor se transforma en un verdugo de la solemnidad con acotadas y desopilantes alternativas contadas al modo de las antiguas “Fabulas Milesias”, esos cuentos disparatados cuya gran atención estaba puesta en deleitar, no tanto en enseñar.

Fue Julio Cortázar quien sostuvo que el relato equivale a una fotografía. Para lograrlo el escritor, como un fotógrafo, se ve obligado a “recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de tal manera que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia”.

Arriesgo a creer que así lo juzgó el autor cuando se imaginó estos “reversos”. Aquellas ausencias de la Historia, esos silencios que mencionaba al comienzo, acá cobran vida en un juego de voces y nuevos sentidos que nos ofrece, además, una posible respuesta a una pregunta que nos hacemos seguido cuando tratamos de escribir: ¿cuál es el mayor desafío al momento de crear un cuento? Esa posible respuesta sería:

“El mismo desafío que al enfrentar cualquier obra de arte: el de crear algo que no existía. El de contar algo que nunca antes se había contado de ese modo”.

“Reversos” toma fotografías de una realidad histórica llena silencios y nos regala pequeñas ficciones para compartir, con una yapa: el humor. Como el mate, el humor se comparte. En este caso, en forma de relatos que nunca antes se habían contado de este modo.

FEDERICO RIVEIRO


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"Cada escena literaria siembra utopías 
en la construcción de sus propias pesadillas"


“En el placer o la pena, uno se hace a sí mismo
confesiones imposibles de hacer a otro,
y con ellas escribe libros”.

Michel Foucault


Se puede suponer que el tiempo y la historia caminan desprejuiciados el uno al lado de la otra. También podemos suponer que los registros históricos se subleven y, en vez de devenir en luchas o en mezquindades, comiencen a narrarse como híbridos pasajes que encierran realidad con fantasía. Esta particularidad nos obliga a reflexionar, a dudar, a cuestionar y a representar, bajo otra óptica discursiva, la absurda verdad que creemos transitar sin repetir nueva y erróneamente las épocas que nos antecedieron.

Los límites en la imaginación carecen de valor. Con constancia, un autor busca el “Reverso” de las situaciones y los momentos para fecharlos mediante la palabra escrita que ocupa espacios y lugares laberínticos, y que exigen más controversias que afirmaciones. Asimismo, las imágenes que nos propone una lectura dedicada, además de arrastrarnos por las tormentas y las resoluciones de una mente en plena catarsis creativa, sólo nos indica la moraleja de nuestra propia fábula.

Me pregunto: ¿Qué es hacerse cargo de un libro? ¿Qué es dejarse que el libro se haga cargo de uno como lector? El miedo late en la excitación por lo nuevo, por lo novedoso, por lo que no se sabe qué sucederá. Con total confianza, me atrevo a afirmar y, sobre todo, a aceptar que el humor, al igual que la seriedad, que el sarcasmo y que la fiebre por lo desconocido, carecería de importancia si no hay con quién compartirlo; como puede ser el caso de los autores que indagan con acidez en la complicidad de sus lectores para despertarlos: similar a Huxley en “Un mundo feliz”, similar a Bradbury en “Fahrenheit 451”, o similar a Orwell en “1984”.

Esto me lleva a pensar que cada escena literaria siembra utopías en la construcción de sus propias pesadillas.

Y Juan no merece excepción alguna porque, dentro de lo imposible (o de lo difícil que es hoy sonreír por satisfacción o por complicidad sincera), jugó con los dobleces de la arquitectura egipcia, con el trasfondo egocéntrico de la filosofía griega, o con la pedante fuerza de los romanos para imponer la lucha física sobre el intelecto, entre otros embarques culturales. Estoy convencido de que el mérito del autor no está solamente en haber escrito este libro; sino que, ante cualquier diferencia de conceptos, entendimientos o creencias, “Reverso” nos brinda la posibilidad de ver, de palpar y de deglutir los hechos históricos que creíamos conocidos librándonos de ciertos prejuicios, como se podrá leer en el cuento que se titula “Gratitud”, donde un pescador libera a un genio que cumplía una condena en las profundidades de un río, y éste le agradece diciéndole, con la práctica versística de un poeta opacado por el infortunio: “Gracias, amable pescador. Ya había olvidado el aire, los árboles, los pájaros…”.

AMIR ABDALA



El autor: Juan José Oppizzi nació en San Isidro, en 1957. Es escritor, investigador y conferencista. Ha publicado las novelas Caza (1993), Las cuatro paredes (1997), Pobladores del témpano (2000), La curva de la luz (2016), Los ecos del abismo (2017) e In extremis (2017); los poemarios Hasta que descubro el miedo (2005) y Un río de milenios (2013); los aforismos reunidos bajo el título Sedimentos (2006), el volumen de obras teatrales Tres piezas breves (2010), los libros de relatos El árbol y el caminante (2011) y Lugares, hombres y personajes (2018); y el ensayo Aporte referido a la creencia (2014). También ha participado en diferentes antologías de cuentos y relatos.

En 2019 publicará la novela La salida, su décimo octavo libro, que editará Nido de Vacas ediciones en lo que será el segundo volumen de su colección "Cicatrices" de narrativa.



sábado, 6 de julio de 2019

El del libro, un mercado que en Rojas se sostiene


En esta entrada, reproducimos un informe publicado en el Semanario Hoy en su edición del 5 de julio de 2019, acerca del mercado editorial en la ciudad de Rojas. 



Siempre fue limitado y orientado a sectores pequeños de la sociedad, y por eso no se nota demasiado la crisis que arrasa con la actividad en las ciudades grandes. Dieron detalles Federico Riveiro (editor) y Vanessa Quintana (comerciante).



Ph: Semanario Hoy (Rojas)


Luego de que se conociera un informe apocalíptico sobre la actividad editorial, y para conocer qué pasa al respecto en nuestra ciudad, fueron entrevistados un editor y una librera, ambos locales: Federico Riveiro (Nido de Vacas) y Vanessa Quintana (Tierra de Fuego).

Las conclusiones que pueden sacarse de ambas entrevistas es que el desplome de la actividad no se notó demasiado en Rojas. Sí en la Capital Federal y las grandes ciudades, donde el consumo de libros es masivo y, por ende, hubo una caída de las ventas provocada por el grave y sostenido deterioro de la economía familiar. Pero en Rojas, donde el mercado de los libros siempre fue muy pequeño y acotado, los niveles se han sostenido bastante.

A nivel nacional, con números determinados por lo que ocurre en las ciudades grandes, la situación es realmente catastrófica. "La caída es casi comparada a la de una guerra", dijo Martín Gremmelspacher, vicepresidente primero de la Cámara Argentina del Libro (CAL), durante la presentación del "Informe de producción del libro argentino" en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

El empresario se refería a la evolución de la cantidad de ejemplares producidos. En 2018 fue de 43,1 millones, una caída de 48 por ciento respecto de los 83,5 millones de 2015. El cuadro de situación empeora cuando se compara el primer trimestre de este año. De casi 18 millones de ejemplares en 2016 se pasó a 6,5 millones en 2019, un descenso de una tercera parte. ¿Es peor que la crisis del 2001-2002? Gremmelspacher cree que la caída de 2002 no fue más allá del 15 por ciento. "Financieramente, no nos fue tan mal porque el comercio exterior subsanó la caída local y el mercado se empezó a recuperar rápidamente. Esta crisis es peor que la del 2001".

En cuanto a las expectativas para el sector este año, una encuesta realizada entre comerciantes del sector indica que el 29 por ciento considera que la situación será “mucho peor” y otro 39 por ciento opina que será “peor”.

Las pymes independientes editaron el 74 por ciento de las novedades de 2018 y el 58 por ciento de los ejemplares, contra un 26 por ciento de las novedades de los cinco grandes grupos editores –entre los que se encuentran Planeta y Penguin Random House– y un 42 por ciento de los ejemplares. La diferencia en la repartición podría ser homologable al tamaño de una hormiga con un elefante: 5 grupos versus 280 pequeñas y medianas editoriales. La edición digital mostró un leve crecimiento: pasó del 14 por ciento en 2011 al 19 por ciento en 2018.

¿QUÉ PASA EN ROJAS?

En nuestra ciudad la edición de libros ha venido creciendo, en parte gracias a la aparición de la editorial Nido de Vacas, cuyo referente principal es Federico Riveiro, y también por varias ediciones privadas, como la reciente del libro Historias de Rojas, y las de otros varios autores.

La venta de libros se mantiene más o menos en los niveles habituales, según lo expresado por una comerciante del rubro, Vanessa Quintana (Tierra de Fuego). Y en ese sentido, cabe mencionar una anécdota curiosa: el libro recientemente editado por la ex presidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, "Sinceramente", fue un "best seller" en nuestra ciudad: en lo que va del año, sólo esa librería vendió más de trescientos ejemplares y se vio obligada a reiterar sus pedidos a la editorial en varias oportunidades. Una curiosidad.

Por lo demás, el sector sigue sosteniéndose con la venta de libros escolares, e inclusive de otros rubros como los juegos didácticos. La actividad se mantiene. El del libro, que en las ciudades grandes es un mercado enorme y muy rico, en Rojas siempre fue limitado. Hoy, que la economía lo derrumba a los peores niveles históricos, en nuestra ciudad se sostiene más o menos como de costumbre.



Vanessa Quintana: "La gente 

de Rojas es muy lectora"



Ph: Semanario Hoy (Rojas)

Vanessa Quintana es la propietaria de la librería "Tierra de fuego", y explicó que "estamos funcionando desde hace siete años, y el hecho de estar arraigados, tanto en Rojas como en Junín, hace que podamos funcionar cada vez mejor, porque el público nos conoce. La venta fue creciendo de a poquito: cuando empezamos teníamos mil libros, y ahora tenemos unos siete mil. También incorporamos libros usados y juegos didácticos".

"El libro en Rojas tiene su público, y es bastante público. La Biblioteca Pública, por ejemplo, es de las más completas que hay en la zona. La gente de Rojas es muy lectora, y eso se nota cuando viene un chico, por ejemplo, que tiene un vocabulario muy específico y busca autores. Hablan con propiedad. Rojas es muy lector, y sobre todo sus chicos", dijo después.

Informó Quintana que "en este momento se están vendiendo muchos libros de feminismo, tanto a chicas como a chicos que buscan esa información. Y también material nuevo sobre educación sexual, que tiene que ver con la ESI en las escuelas".

También comentó, a modo de anécdota, lo sucedido con el libro "Sinceramente", de Cristina Fernández de Kirchner. "Tuvimos mucha suerte con la venta, se vendieron más de trescientos ejemplares. Y por una cuestión de solidaridad decidimos, por cada libro vendido, comprar un litro de leche para los comedores escolares. 

Esto pasó sobre todo en Junín, donde hubo problemas porque a las escuelas no llegaba leche, y justo cuando consiguieron partidas de leche en polvo, se analizó el agua y dio en mal estado. No se podía hacer la leche, y tampoco había leche, entonces decidimos esto, colaborar en este momento crítico de la Argentina", dijo Quintana.


Finalmente se refirió a la industria editorial de nuestro país, considerando que "es muy buena. Argentina edita muy rápido, y tiene libros de muy buena calidad. El libro argentino es muy buscado en el mundo, y si bien el dólar está altísimo para nosotros, el libro no lo es tanto. Los libros argentinos, en el mundo, son baratos". Y en ese sentido mencionó varios títulos editados localmente por Nido de Vacas, señalando que "se están vendiendo, están teniendo salida. El de Diego Singer, por ejemplo, fue muy solicitado por escuelas de Junín, y también el último que entró, "Dos semanas en Chivilcoy", de Nilma Adrover".



Federico Riveiro: "Podemos crear nuevos 

círculos con otros autores y lectores"



Ph: Semanario Hoy (Rojas)


Federico Riveiro es uno de los creadores y actual director de la editorial rojense Nido de Vacas. Consultado sobre la situación del sector, luego de que se conociera un muy poco auspicioso informe nacional al respecto, explicó que "la situación, en general, no es buena. El mercado editorial viene en caída, según informan las cámaras del sector que manejan los números reales. El último dato de 2018 indica una caída vertiginosa con respecto a los tres años anteriores, y lo que más se nota es la baja en la venta de libros y la cantidad de producción".

"Esto tiene un origen que se puede reconocer muy fácilmente, y es la situación en la que está la economía actual. Estamos hablando de un artículo que no es de primera necesidad, como el libro, cuando vemos que está cayendo la venta de comida. Obviamente, la actividad va a caer", agregó.

Informó Riveiro que "en las ciudades grandes están cerrando librerías, cae la industria, quedan afuera traductores, correctores, hay una merma en las fuentes de trabajo que genera el sector, pero a la vez hay una serie de posibilidades que permiten que la cantidad de títulos editados siga siendo más o menos la misma desde el año 2011 para acá, que es de cuando hay datos conocidos. Siguen editándose entre 27.000 y 28.000 títulos por año. Lo que ha caído, y mucho, es la producción: la cantidad de ejemplares bajó de 83 millones de ejemplares, en 2015, a poco más de 43 millones en la actualidad. Eso se nota".


"Nosotros, como nueva editorial, tenemos una realidad que tampoco se condice con los números realmente malos que se muestran. Sobre todo, porque no tenemos una estructura que nos obligue a editar muchos títulos para sostener el negocio, y las tiradas nos permiten recuperar una inversión realizada. Por supuesto que no vivimos de esto, pero seguimos apostando porque tenemos otra mirada, apuntamos a darle una oportunidad al autor, a buscar un lector con miradas distintas, apuntamos a otro público y seguramente podremos seguir haciendo cosas en base a lo poco que nos deja el negocio. Muchas editoriales chicas están haciendo eso, se salvan por ese lado. No vamos a ir a la Feria del Libro, jamás podríamos afrontar esa inversión, pero sí podemos crear otros círculos, con otros autores que no están en las grandes carteleras, destinados a otro tipo de lectores", finalizó diciendo.