El autor oriundo de Arrecifes presentó en Rojas su nueva novela “La salida”, editada por Nido de Vacas. Se trata de su décimo octava publicación, en una obra que novelas, cuentos, ensayos, piezas teatrales, poemas y aforismos.
Juan José Oppizzi y Federico Riveiro, editor de Nido de Vacas, durante la presentación del libro
Ph: Emiliano Raggi
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Guiada
por el GPS de su auto, una mujer ingresa por casualidad en un camino de tierra.
A partir de ese momento se verá en circunstancias que la obligan a tomar
decisiones inesperadas y enfrentará numerosos obstáculos para tratar de escapar
de esa encrucijada. Este argumento le sirve a Juan José Oppizzi a crear una
historia breve y contundente: “La salida”, novela a través la cual vuelve a mostrar un estilo
narrativo sobrio, con una acción lineal y contundente que destaca por una
síntesis equilibrada entre lo narrativo y lo dialógico.
Este
libro, quinto volumen de Nido de Vacas y segundo de la colección “Cicatrices”
de narrativa, fue presentado el viernes 20 de septiembre en el centro cultural
Ernesto Sabato de Rojas, ante una buena concurrencia de vecinos. El evento
contó con el auspicio de la secretaría de Cultura de la municipalidad de Rojas.
Para
Oppizzi se trató de su décimo octava publicación, una obra literaria que reúne
novelas, cuentos, ensayos, piezas teatrales, poemas y aforismos, algunas de ellas
premiadas por reconocidas por instituciones ligadas al quehacer literario.
En
el transcurso de la velada, el autor de la novela dialogó con el editor de Nido
de Vacas, Federico Riveiro, en una charla en la cual se refirieron a la
flamante obra y otros aspectos de la trayectoria literaria de Oppizzi.
La salida y otras obras de Oppizzi |
-¿Qué podés decirnos acerca de tu nueva novela, “La
salida”?
-Es una novela breve, sin una
ubicación geográfica concreta, es decir que hay en ella descripciones del
entorno, pero se podría desarrollar en cualquier sitio de la llanura pampeana.
Desde el punto de vista formal, traté de encontrar un equilibrio entre lo
narrativo y los diálogos. Ambos son sobrios, con palabras sencillas, buscando
la máxima síntesis. Pocos personajes, bien marcados, una acción lineal y, lo
más importante, una atmósfera contundente.
-¿Qué elementos podrías vincular de esta novela a las
publicadas anteriormente?
-Siempre hay vínculos de estilo,
pero esta novela tiene una particularidad: es parte de un experimento. Empecé a
escribir dos novelas al mismo tiempo. Ambas son de tipo psicológico, pero en la
otra predomina exclusivamente lo narrativo, no hay diálogos. Fue exactamente en
octubre de 2017. Los temas son muy distintos, y me dedicaba a escribir un rato
cada una. El curso mismo de la escritura me llevó a acabar esta mucho antes. De
hecho, a la otra aún le falta el capítulo de cierre.
-Has publicado 18 libros en casi 30 años como escritor: ¿en
qué momento sentiste que encontraste un estilo, una voz propia para tus obras?
-El hallazgo de una voz propia fue
para mí un proceso paulatino. Sigue siéndolo todavía. Uno cambia con los años y
esos cambios se reflejan en los enfoques de la sintaxis, en la construcción de
los personajes; hasta en la puntuación. Sin embargo, creo que encontré un tono
cuando me animé a publicar mi primera novela, “Caza”, en una edición de cien
ejemplares, de los que apenas han de quedar diez bien guardados. Antes de eso
escribí muchísimo: novelas, pequeños ensayos, cuentos. Hoy miro esos borradores
y me causan gracia. Son una ensalada de búsquedas, influencias e intentos
fallidos. Sin embargo, fueron un proceso absolutamente necesario.
Ph: Emiliano Raggi |
-Tu obra abarca gran cantidad de los géneros literarios
conocidos: ¿con cuál te sentís más a gusto a la hora de escribir? ¿Por qué?
-Considerando la relatividad de los
géneros y considerando, también, que son imprescindibles para volcar cualquier
contenido literario, diría que me encuentro más cómodo en la novela y en el
ensayo. De cualquier manera, todo depende del tema. Hay temas novelísticos,
cuentísticos, poéticos, teatrales y ensayísticos. Ponerlos en un género que no
siento que les cae sería un error. Siempre me guío por la intuición formal. En
cuanto a por qué elijo más esos géneros, podría decir que la novela me permite
mayores desarrollos que el cuento o el relato, y que el ensayo llama a una
precisión que siempre me seduce.
-¿Qué libro o qué otro autor produjo en vos el efecto que
te gustaría producir en quienes te leen?
-Me es difícil elegir unos pocos
ejemplos entre tantos libros que me impactaron. En mi adolescencia, sentí un
golpe esclarecedor leyendo “El lobo estepario” de Hermann Hesse. En lo
ensayístico, “Radiografía de la Pampa” de Martínez Estrada y “Pequeño
diccionario de la desobediencia” de Luis Franco, así como las investigaciones
históricas de Osvaldo Bayer, podrían ser las muestras. En materia de cuento,
“Las puertas del purgatorio” de Conrado Nalé Roxlo. En poemas, Almafuerte y
Juan L. Ortiz. Quedan muchos afuera de esta síntesis. El entusiasmo podría
hacerme seguir listas interminables.
-¿Sos consumidor de escritores contemporáneos? ¿Qué opinión
tenés de la actualidad literaria?
-Leo bastante a los contemporáneos.
Y hay un fenómeno que me preocupa de la actualidad literaria y que supe
hablarlo con un escritor al que le ocurre lo mismo (Antonio Requeni): los best
sellers; una inundación de libros, de ficción y de no ficción, escritos según
el dictado de las editoriales que buscan la venta masiva. Eso origina obras que
responden a las pautas comerciales, a las modas, a lo que se consume en virtud
de la propaganda. Por lo tanto, detecto una falta casi completa de elaboración
literaria y una sobreabundancia de recursos efectistas, huecos y efímeros. Un
ejemplo patético podría ser la escritora estadounidense Danielle Steel; ni las
traducciones más empeñosas logran darle alguna jerarquía literaria; son
pueriles en temática y desarrollo. Me eximo, por prudencia, de dar ejemplos
negativos en literatos argentinos actuales. Desde luego que no todos los
escritores contemporáneos caen (por suerte) en la podadora del marketing. “El
sueño de los murciélagos” de Pablo Ramos, por ejemplo, es una novela que me
reivindica la literatura actual. Ni hablemos de las excelencias de “Crónica de
un iniciado” del recientemente fallecido Abelardo Castillo. Yo sigo luchando a
favor del cultivo de la buena prosa, de aquel lenguaje que rompe con las
limitaciones impuestas o autoimpuestas para explotar todas las posibilidades
expresivas.
-¿Qué es lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
-Lo mejor: una apertura mental a la
que me obligo constantemente. Lo peor: la frecuente incomprensión de una parte
del entorno, la que tiene el prejuicio del “intelectual” como una especie de
extraterrestre exquisito y aristocrático.
Cobertura del evento realizada por ClyferTV
-Además de tu carrera como escritor, has desarrollado una
carrera como conferencista de música clásica. ¿Encontrás algún vínculo entre la
literatura y la música?
-El vínculo entre ambas es mucho
más profundo que lo que se podría apreciar a simple vista (u oído). De hecho,
la poesía (sea esta en prosa o en verso) es limítrofe con la música. La canción
es el ejemplo más popular y más evidente de esa relación. Cuando canturreamos
versos de piezas conocidas, automáticamente les damos el canto de la música que
los acompaña y viceversa. A propósito, los experimentos para introducir música
en la sintaxis literaria se remontan al siglo XIX. Uno de los que hizo algo
novedoso fue un poeta alemán: Ludwig Tieck. Él introdujo los tiempos musicales
en muchas de sus obras. Tituló “allegro”, “andante”, “presto”, etc a fragmentos
poéticos escritos en prosa. El cubano Alejo Carpentier hizo algo así en su
novela “El acoso”, que temporalmente dura lo que la ejecución en un concierto
de la sinfonía “Heroica” de Beethoven. En lo personal, hice algún experimento
al respecto con una novela aún inédita que bauticé “Sinfonía oscura”. Está
dividida en cuatro partes, que responderían a los movimientos de una sinfonía
clásica, y cada parte está a su vez subdividida en pequeños fragmentos también
bautizados según el lenguaje musical. Traté de que no fuera solo la forma de encarar
la sintaxis la que se expresara musicalmente, sino también la esencia de cada
pasaje de la acción.
-Si tuvieras que elegir uno de tus libros: ¿con cuál te
quedás y por qué?
-Elegiría uno que tuvo muy poca fortuna editorial: “La mirada
turbia”. Es una novela escrita en plena furia neoliberal de los 90’, que
ilustra una refutación de esa horrible filosofía. La publiqué en 2010 y por
desgracia cayó en una de las pocas circunstancias en que se defraudaron mis
expectativas editoriales. Quedan muy pocos ejemplares en mis manos, aunque
todavía rueda por librerías y ventas en internet (sin que yo vea un solo peso,
claro).
Sinopsis
“La
pantalla baja un párpado negro; una voz castiza le ha ordenado abandonar la
ruta pavimentada; ahora enmudece cobardemente, y el camino de tierra se ve
infinito. El celular no muestra ninguna barra de señal. Detiene el coche”.
Cuando el GPS de su
auto le ordena tomar un camino alternativo, Celina no sospecha ni por asomo en
qué situación ha caído. A partir de ese momento se verá en circunstancias que
la obligarán a tomar decisiones inesperadas. Irá por rumbos contradictorios,
que tal vez la lleven a muchas partes o a ninguna.
Las más diversas
facetas de conducta se le implantan en la búsqueda de salvación. El entorno
contribuye a crear una vorágine sobre la que se proyectan los interrogantes
acerca de las fatalidades, las causalidades y los hechos deliberados.
Con un ritmo narrativo
ágil y vertiginoso, Oppizzi construye un pequeño universo kafkiano en el que la
búsqueda de una salida parece ajena a la certidumbre de su hallazgo.
El
autor
Juan
José Oppizzi nació en 1957 en San Isidro y está radicado en Arrecifes. Es
conferencista y autor de casi una veintena de libros, entre novelas, relatos,
ensayos, poemas, aforismos y piezas teatrales. Ha colaborado en espacios
radiales, revistas y publicaciones virtuales de Argentina, Alemania, Francia,
Cuba y Venezuela. Algunos de sus trabajos han recibido distinciones, como el 1°
premio a la mejor obra narrativa publicada en 2000 por Pobladores del témpano, otorgado por la Sociedad de Escritores de
la provincia de Buenos Aires (SEP), y la novela In extremis, finalista para la Faja de Honor de la misma entidad.
Ficha
técnica
La
salida. Juan José Oppizzi.
Nido de Vacas, 2019. 72
páginas. 21 x 14,8 cm.
Colección:
Cicatrices/ 2
Edición:
Federico Riveiro. Diseño de tapa:
Emiliano Raggi. Fotografías: Luna
Castronuovo. Modelo: Milagros
Perticarari.
Otras obras de Juan José Oppizzi
Caza (novela) - edición
del autor - 1993
Las cuatro paredes
(novela) - Editorial Cumacú - 1997
Pobladores del témpano
(novela) - Editorial Ayala Palacio - 2000
Hasta que descubro el miedo
(poemario) - edición del autor - 2005
Sedimentos
(aforismos) - edición del autor - 2009
Tres piezas breves
(teatro) - edición del autor - 2010
La mirada turbia
(novela) - Ediciones Al margen - 2010
El árbol y el caminante
(cuentos) - Editorial Vinciguerra - 2012
Un río de milenios
(poemario) - Editorial Vinciguerra - 2013
Aporte referido a la creencia
(ensayo) - Editorial Vinciguerra - 2014
El próximo
(novela) - Editorial Birkat-Elohim - 2014
La curva de la luz
(novela) - Editorial Vinciguerra - 2016
La otra cara
(selección de cuentos) - Editorial Vinciguerra - 2016
Los ecos del abismo
(novela) - Alción Editora - 2017
In extremis
(novela) - Clara Beter Ediciones - 2017
Lugares, hombres y personajes
(ensayos) - Clara Beter Ediciones - 2018
Reverso
(cuentos) - Clara Beter Ediciones - 2018
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