“Cuentos, que no son cuentos…”, en tren de publicación y próxima presentación por parte de la editorial rojense Nido de Vacas, constituye el último trabajo de la docente, bibliotecaria, fotógrafa y escritora local, un compendio de relatos que, con pelos y señales, desmenuza con humor y nostalgia un cúmulo de vivencias familiares, que llegan ahora al papel haber sido relatos verbales por años.
(Entrevista publicada en El Nuevo Diario Rojense,
viernes 20 de agosto de 2021)
Cuentos, que no son cuentos…, en tren de publicación y próxima presentación por parte de la editorial rojense Nido de Vacas, constituye el último trabajo de la docente, bibliotecaria, fotógrafa y escritora local María Elena “Coca” Jué, un compendio de relatos que, con pelos y señales, desmenuza con “ humor y nostalgia un cúmulo de vivencias familiares, que llegan ahora al papel haber sido relatos verbales por años, narrado por la misma Coca, a los niños y niñas de su familia.
“En las reuniones familiares, especialmente en los cumpleaños donde se juntaban todos los chicos, les leía cuentos, y cuando se terminaban los cuentos aparecían las anécdotas familiares, las cuales se notaba que les gustaban por me empezaban a pedir que les contara tal cosa o tal otra, y así fue que un día me pidieron que las escribiera, así que acá están”, contó esta semana Coca en El Nuevo en Radio.
“El libro se llama
Cuentos, que no son cuentos…, porque no son puro cuento lo que está relatado,
sino que son anécdotas vividas, todo relacionado a lo que sucedía en casa, pero
resulta que la casa era muy grande y se juntaba todo el barrio. Muchas veces
éramos veinte, así que imagínense mis padres (risas), y jugábamos y hacíamos
travesuras, que acá las contamos”, añadió.
Lo llamativo es el cambio de rumbo literario, le planteamos a Coca, ya que ella venía de editar una investigación histórica sobre la Parroquia San Francisco de Asís de Rojas, que elaboró tras una laboriosa tarea de documentación histórica, ante la inexplicable ausencia de nuestra parroquia de la historia de la Diócesis de San Nicolás, publicada por el obispado.
“Esa investigación me
llevó dos años de leer todos los libros de pe a pa, porque los archivos no
estaban, los archivos de acta tampoco, fue así que me tuve que poner a leer
todos esos libros que son joyas para poder sacar los datos. Ese material fue
publicado y quedó en dos partes, porque cuando uno habla de los primeros
tiempos de Rojas le parece que todo el mundo estaba con una pluma, por lo cual
en la primera parte toca como nace el virreinato y dentro del virreinato,
Rojas. En la segunda parte es únicamente de la parroquia. Como quedó amplio,
Lito Labrada y el doctor Roqués me pidieron que lo publicara, así que por eso
tenemos ese libro. Hay cosas que me llamaron la atención en eso libros de actas
donde han encontrado aborígenes y por ahí los daban por muertos, pero después
los encontraban y estaban vivos, por eso se tachaban las actas, un montón de
historias aparecían”, nos relata.
Y, aludiendo al cual es ciertamente su segundo hogar, agrega que También en ese momento encontré material en la biblioteca del CIIE (Centro de Investigaciones e Información Educativa de Rojas) para investigar la zona, hay allí un material muy interesante”.
Coca puntualiza que su querido CIIE “es justamente el único lugar de la provincia que no se cerró, hubo un gran trabajo ad honorem de mucha gente que permitió que eso no se cerrara”.
Respecto de su otra pasió, la fotografía, nos cuenta que “siempre me
gustó la fotografía, a mi papá le gustaba mucho, a Fefo también y cuando
Pantaleo, que tenía la casa en la calle Alem, cuando renovó su local nos regaló
una caja de revelar, entonces armamos el laboratorio en casa. Pobre mi mamá que
no nos podía hacer ir a dormir, porque nos quedábamos hasta tarde revelando los
negativos y viendo las fotos que sacábamos. En esos momentos había que revelar,
poner los líquidos, buscar el encuadre, y nos entusiasmábamos esperando por ver
como salían las imágenes, donde aparecían los vecinos y los paisajes que
sacábamos. Me encanta la fotografía del momento, la callejera, en realidad me
gusta todo lo relacionado a las fotos, de hecho, tengo un archivo muy grande en
casa, incluso ampliadas tengo más de cien, que ya han estado a la vista en
algunas oportunidades. Me gusta mucho más la foto impresa, por eso es que tengo
álbumes en cantidad”.
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Retomando su veta como escritora, Coca explicó que “el libro anterior lo hice en Junín, pero ahora me puse en contacto con Fede (Riveiro), con quien nos conocemos de toda la vida. Primero le pregunté a él por unos borradores que yo tenía escritos, así que de ahí fue que nació la idea del libro”.
“Uno tiene que hacer la
ambientación, ya que por ejemplo Micaela (Romera Jué, sobrina de Coca), que fue la que me hizo unos dibujos
preciosos, hay cosas que ella no las conoció, por eso tenía que buscar una
referencia, podía ser una casa, un boceto, o explicarle como era tal patio, y
así que fue que hizo unas obras preciosas. El libro tiene 24 cuentos y una obra
de títeres, que fue justamente con la cual rendí examen, con Mané Bernardo, una
de los grandes. Cada relato es independiente, porque eran distintas historias y
distintos momentos, entonces era conveniente separarlos, por eso hay una
primera parte relacionada a cuando nosotros éramos chicos, en tanto la otra es
cuando aparecen los sobrinos y hacen sus travesuras, o sea que el libro cuenta
todas dañineadas de la familia, muchas de ellas muy graciosas. Buscaba tanto la
risa como la melancolía del pasado, porque a los chicos les gustaba que le
contara esas historias y después se las acordaban, y me pedían que se las
volviera a contar. También la intención fue mostrar que había otras costumbres,
que pasaban otras situaciones en esos momentos, porque mi casa era el rincón de
juegos del barrio, por eso surgían un montón de cosas”, reflexiona luego,
respecto de la historia y el desarrollo de la publicación de Cuentos, que no son
cuentos...
Asimismo, dijo que “no
es específicamente para niños, sino que los adultos que lo lean seguramente se
van a encontrar con relatos conocidos, hay mucha gente conocida que se
menciona, por eso algunos detalles tuve que ir consultando para no hacer lío,
porque son cuestiones que a uno le han llegado y me las acuerdo, en tanto en
otras quería tener más detalles, así fue que cada vez fueron surgiendo más
anécdotas, incluso después de terminado el libro”.
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Respecto de su trabajo
con su editor, Fede Riveiro, dijo que “Fede se toma el trabajo de revisar cada
trabajo porque lo que él hace es muy artesanal, además es muy detallista, algo
que a mí me encanta, es propio del bibliotecario. Con Fede estábamos en
contacto permanente para ir viendo las muestras, mirar los detalles de los
diálogos y no es tan fácil la construcción de los diálogos, por suerte me
ayudan los tantos años en la profesión de bibliotecaria”, y asegura que “cuando
me llegó la muestra, al momento de tenerlo en la mano, ver los dibujos, fue
alucinante, quedé muy contenta, por eso estoy ansiosa por hacer la
presentación”.
Respecto de la
presentación de su nuevo libro, explicó que “como está todo muy complicado para
hacer una presentación, con la posibilidad que participen pocas personas, pero
con la idea de elegir distintos sitios como para que tenga una continuidad, ya
que hay mucha gente mencionada, creo que todo Rojas va a querer ver que es lo
que hay adentro”.
Y nos cuenta que “el
primer cuento que se me ocurrió para arrancar es el que habla de una tormenta,
porque es el que más le gustaba a los chicos, incluso te digo que las dos nenas
de mi sobrino Guillermo, Paulina y Magda, después de algún cumpleaños,
preparaban la habitación y llamaban a sus compañeros para que les leyera un
cuento. Y cuando se terminaban los cuentos empezábamos con las historias, y las
tenía que repetir, y otra cuestión interesante es que los personajes eran
conocidos”.
No obstante, asegura
que “me quedaron un montón de cosas por contar, y más cuando me fui acordando de
otras situaciones, por eso me decían de hacer una segunda parte, pero es algo
que vamos a ver. Justamente cuando estábamos hablando con Alejandro (Elcoro)
por el tema de la presentación escuchó Hugo Silveira, que me preguntó si no
había puesto nada del ‘carcajómetro’, que era el auto que teníamos, y es algo
que se me fue, y como esa, tantas cosas que van apareciendo”.
“Cito un montón de
nombres propios (risas), incluso a muchos de ellos les he consultado detalles,
y tengo la lista, porque además de mis hermanos y mis primos, estaba todo el
vecindario, así que estaban los chicos de Cerisola, de Audifred, Estelita
Lalli, los hijos de los jefes de correo que llegaban, también los Davidovich,
los Franzossi, Pepe Corti, todos los que llegaban a la bicicletería Pratto
también se juntaban”, evoca.
Recuerda, a ese
respecto, que “el más personaje del barrio creo que era Coco, que andaba por
todos lados y era muy amiguero, y Fefo también se sumaba, porque al ser el más
chico era un poco el juguete de los demás, incluso en uno de esos cuentos está
como lo revolcaban en la calle, cuando yendo para lo de la abuela lo perdimos
en el cochecito (risas), hay unas cuantas de esas…”.
Cuentos, que no son cuentos...
Coca Jué
Nido de Vacas, 2021.
14,8 x 21 cms. 100 páginas.
Edición: Nido de Vacas Ediciones. Ilustraciones: Micaela Romera Jué.
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