lunes, 14 de diciembre de 2015

Lolei. Memorias de lo inconfesable (20)


CAPITULO
20

En el 62, Domingo Cavalcanti festejó sus 60 años rodeado de su familia y un nutrido grupo de amistades –mayormente correligionarios- con una novedad: había sido elegido como precandidato a senador provincial por la UCRP.
La decisión fue adoptada durante una deliberación realizada en Avellaneda, donde se confeccionó la lista de legisladores que competirían en la interna partidaria a realizarse a fines de ese mes. El marplatense ocupaba el tercer lugar en la Quinta Sección, detrás de Juan Pedro Espaudoburu, de Rauch, y Pedro O. González, de Maipú. La lista sería sometida a elecciones internas a fines de ese mes.


Por esos días, se producía la visita al comité local de la UCRP del candidato a vicegobernador bonaerense Fernando Solá, acompañado por el presidente del comité provincial, Emilio Parodi. Se ajustaban detalles de propaganda de cara a los comicios de marzo.
A comienzos de febrero fueron proclamados los candidatos de la UCRP de Mar del Plata, que destacaban a Domingo Cavalcanti para senador en tercer término, los jóvenes Mario Giordano Echegoyen (h) y Ramón Rosas para concejales, y Ángel Roig para intendente, entre otros.
En la asamblea realizada en la sede partidaria de calle San Martín hablaron el presidente de la Junta Electoral César Nivio, el presidente del comité del distrito Nicolás Trivissono, y el diputado nacional Mario Giordano Etchegoyen, quien no reparó en elogios hacia el candidato a gobernador provincial Crisólogo Larralde: “es un hombre del futuro argentino”.



En medio de una esforzada campaña, el candidato a senador se manifestó repetidamente en una discusión en torno al cierre de casas de juego en Mar del Plata, sancionadas por una ordenanza del concejo deliberante por presencia de jóvenes y apuestas de dinero.
Mientras, se hacían sentir fuerte rumores sobre la integración de una lista única de candidatos, promovida a partir del Movimiento Unidad de la UCRP.
En varios círculos internos del partido y en los medios de comunicación locales y nacionales, se destacaba la figura de Cavalcanti por sus probadas condiciones para ocupar el cargo al que se postulaba.
Pero el destino tenía preparado un duro revés. El 23 de febrero se produjo el inesperado fallecimiento del candidato a gobernador, Crisólogo Larralde, mientras daba un discurso de campaña en Berisso. El hecho conmocionó al mundo político. Numerosos dirigentes marplatenses participaron del sepelio en Buenos Aires, y el regreso agregaría un hecho trágico a un panorama ya luctuoso.
Tras las exequias de Larralde, la comitiva se dispuso a almorzar en la localidad de Avellaneda, pero al no conseguir lugar, decidieron emprender el regreso hacia Mar del Plata. Se detuvieron finalmente en Chascomús, donde comieron con el intendente de Maipú, Sr. Elizondo, y el candidato a senador de ese distrito, Pedro González.
Tras la pausa, Roig, Larrauri y Giordano Echegoyen (h) tomaron la posta en su Mercedes Benz, adelantándose para llegar con la debida antelación al comité local, donde esperaban numerosos correligionarios. Detrás partió el Morris conducido por Domingo Cavalcanti, a quien acompañaban los candidatos a concejales Julio José Marceillac y Policarpo Ramírez.
Aproximadamente a las 19.45, sobre el kilómetro 255 de la ruta 2, ya en jurisdicción del partido de Guido, el Morris comandado por don Domingo mordió la banquina y, tras una vana maniobra por recuperar la normalidad del vehículo, se cruzó de carril y volcó aparatosamente, yendo a parar a la banquina.
En esa circunstancia, se abrió el techo corredizo y Ramírez quedó con medio cuerpo fuera del automóvil. Sufrió graves heridas en la cabeza, que le causaron la muerte en forma inmediata, pese a los esforzados auxilios de la gente que se acercó al lugar. Marceillac terminó con una herida leve en la frente y Cavalcanti ileso.
Los compañeros que habían partido en el Mercedes Benz se enteraron de la tragedia cuando arribaron al comité.
Policarpo Ramírez tenía 48 años y había nacido en La Pampa, pero estaba radicado en Mar del Plata desde hacía dos décadas. Las crónicas periodísticas destacaron que Ramírez era entusiasta y capaz, militaba en la Unión Cívica Radical y estaba al frente de un subcomité barrial. Era propietario de una modesta mercería en el barrio Cerrito. También había sido un destacado ajedrecista.
Abiertamente consternado y colmado de condolencias, Cavalcanti continuó con sus actividades y su campaña. Las adversidades no lo detuvieron.
-Las consecuencias de su malestar se trasladaron al ámbito personal-, contaría Lolei, que destacó la capacidad de su padre por desdoblar su conducta en cada ámbito-. La actividad política seguía primando en su vida-, lamentó.
Siguió participando en actos públicos y asistió con frecuencia a reportajes y debates en el canal de televisión local, donde mostró su apoyo a la nueva fórmula Fernando Solá-Emilio Parodi. Esperaba con confianza su triunfo y el de la UCRP.
En las elecciones del 18 de marzo se produjo un resultado inesperado: las victorias peronistas y neoperonistas, que terminarían de dar un golpe de gracia al gobierno radical nacional.
El justicialismo y sus partidos adherentes ganaron 10 de las 14 provincias, incluido Buenos Aires, con el sindicalista Andrés Framini para la gobernación. Este hecho en particular hizo precipitar los acontecimientos y diez días más tarde el presidente Frondizi era apresado por las Fuerzas Armadas y enviado a la isla Martín García.
El triunfo peronista fue desconocido y las provincias fueron intervenidas.
En sus cuatro años de gobierno, Frondizi había sufrido veintiséis planteos militares y seis intentos golpistas que culminaron con el ingreso de ministros ajenos a sus ideales. En su gestión, se había ejecutado el plan Conintes (Conmoción Interna del Estado), por el que los presos por actividades contrarias al orden público podían ser juzgados por tribunales militares. Pero a pesar de este guiño a la constante presión de las tres fuerzas armadas, el presidente fue cediendo a esas convicciones y se aprobó la participación del peronismo proscripto en las elecciones, confiados en que tendría nuevamente el apoyo del partido que le había ayudado a llegar al poder.
El titular del Senado, José María Guido, se hizo cargo de la presidencia. Oscar Allende, que había dimitido del cargo días antes, dejó la gobernación en manos del interventor Emparanza.
Domingo Cavalcanti no obtuvo su banca en el Senado provincial.



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(XX)

Para: Hugo Cavalcanti Palacios
Academia de Idiomas Gref
Calle Santa Engracia 62 4°
Madrid – España

De: Alan Rogerson
I Bradgate Street
Ashton –II-Lyne
Tameside - Manchester

January 3 1984
Hola amigo:
Gracias por tus cartas, la última la recibí hoy, la otra hace una semana. No te escribí antes porque todavía no habías recibido las que escribí hace bastante tiempo. No te preocupes si demoro demasiado, ya me conoces. No es porque no piense en ti, al contrario, lo hago muy seguido. El problema es el de siempre: “buenas intenciones nunca cumplidas”. En Inglaterra, se acostumbra a realizar una promesa cada fin de año, “A New Year Resolutions”; pues esta vez me he prometido escribirte más a menudo, ¿vale?
No sé lo que deberías hacer, a veces es más difícil elegir que no tener las posibilidades. Eso me ha pasado mil veces. Por supuesto quiero que te quedes en España para que estés a mano, pero me doy cuenta, por lo que dices, de que tienes la oportunidad de un buen trabajo. Otra oportunidad, en un futuro, tal vez no la tengas. Es un dilema que sólo tú podrás resolver.
En cuanto a mí, bastantes noticias para darte. Durante las fiestas salí mucho. Me emborraché mucho también. Con mi familia fuimos a una fiesta a casa de una amiga nuestra. Había mucha gente y yo me puse en pedo. Me caí al suelo, vomité en la chaqueta del marido y la representación artística se acabó con una cagada en mis pantalones. ¡Qué vergüenza! Mi madre se puso a llorar. ¡También estaba en pedo, joder! Al día siguiente tuve que dar la cara. Afortunadamente casi nadie se mató en mi cagada.
No te dije en mi última carta que había solicitado empleo en la Banca. Pues ayer me dijeron que no había tenido éxito. Tampoco te dije que si no conseguía este empleo, me marcharía de Inglaterra. Es la verdad, Hugo, me voy a marchar. Se lo dije a mi madre hace unos meses y ya está: me voy.  Sólo quiero conseguir un puesto en el cual pueda trabajar con idiomas, no trabajar en la puta mierda toda mi vida, es decir en una tienda, en una oficina, vendiendo lavadoras o máquinas de escribir. Porque tanto tú como yo queremos our cake and eat it y por eso me voy. Además, como te he dicho, Inglaterra está jodida.
Te dirás, “este tío cambiará de idea”. Pues no, no lo haré. Porque cada semana mi madre va a cambiar a pesetas parte del subsidio de paro que estoy cobrando. Voy a cambiar 10 libras, o sea 2 mil pesetas por semana. Si consigo trabajo cambiaré más. Cuando recibas esta carta tendré unas 4 mil pesetas; no es mucho, pero algo es algo.  Es probable que vuelva a Madrid en septiembre, cuando tenga más dinero y empiecen las clases. No quiero volver allí con el bolsillo vacío. Cuando haya ahorrado lo suficiente le enviaré a Pepé el dinero que le debo.
Bombazo: escribí a Kate Devine. Recibí una carta y parece que me ha perdonado las tonterías que cometí aquella noche. Me invitó a ir a Cambridge, donde trabaja como enfermera. Volverá el día 8 de este mes y saldremos juntos. Me pidió que le mandara tus señas y se las daré. También te daré la foto que me mandó. Tú estás muy chulo, yo muy feo.
Recibí una carta de Josefina. Dale mis recuerdos. También recibí una de Anne Bennet, ¿te acuerdas? Ahora vive en Argüelles y trabaja no sé dónde. Danny me llamó por teléfono cuando estaba hoy en la biblioteca. Mi madre le dijo que volvería para Londres. No estaba contento. Vendrá para aquí el 11 de febrero; el 13 es mi cumpleaños. Tendré 25.
Rob y Jan se casaron. No me invitaron a la boda, me extrañó un poco y no me molestó nada. Tenían mis señas y yo tengo las suyas, viven en Luton, a 50 kilómetros de Londres. Pero no les llamé ni les escribí nada. Si hubiesen querido que fuera me hubieran invitado, ¿no?
Bueno amigo, escríbeme pronto, no bebas tanto. Da mis recuerdos a todos en el bar. Tu amigo que no te olvida, un abrazo muy fuerte
Alan

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