lunes, 21 de diciembre de 2020

Se presentó en Chacabuco la novela "Mil veces la vida”



Bajo estrictos protocolos sanitarios, tuvo lugar en Chacabuco la presentación del libro “Mil veces la vida”, de la autora oriunda de esa ciudad, María Elena Sofía. Esta obra fue publicada a mediados de noviembre por la editorial rojense Nido de Vacas.

La actividad se desarrolló el viernes 18 en el centro cultural Naranja Lima y contó con la presencia del editor Federico Riveiro, de escritores, familiares y allegados de la autora. 

En este marco, una de las anfitrionas, Celina Felice, celebró la aparición de un nuevo libro de Sofía y la posibilidad de presentarlo en su espacio y en su ciudad, en tanto Beatriz Monferrer, también titular del centro cultural, compartió una lectura de la obra.

También se exhibió un cuadro alusivo a la novela, especialmente creado por la escritora y artista plástica Mercedes Aguirre.



Celina Felice, anfitriona del evento



María Elena Sofía junto a Federico Riveiro, editor de NdV



Obra plástica alusiva a la novela


Mercedes Aguirre y María Elena Sofía

Tras las palabras de agradecimiento de la autora y del editor, la cantante Mabel Vera y el guitarrista Santiago Giacinto interpretaron “Melodía de arrabal” y “Por una cabeza”, ambos tangos vinculados con la trama de la novela.



Tangos en vivo, a cargo de Mabel Vera y Santiago Giacinto

“Mil veces la vida” es la décima publicación de Nido de Vacas, quinto volumen de la colección Cicatrices de narrativa, que se encuentra a la venta en librerías de Rojas, Junín, Chacabuco, Pergamino, Salto, Arrecifes, Rosario y CABA. También por Mercado Libre con envíos a todo el país.


Opiniones sobre la obra

Compartimos el comentario sobre la novela que escribió y leyó Beatriz Monferrer en la presentación del libro, y la reseña del escritor Juan José Oppizzi, autor de “La salida” (Nido de vacas, 2019) entre otras obras.


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“Este libro, muy original, nos trae algunos aspectos no muy abordados en nuestras letras, sobre la Argentina de los años 30: el puerto, los conventillos, los malandras, los compadritos, los cabarets, los inmigrantes, las pequeñas ciudades surgentes en la pampa bonaerense, el lujo fascinante de las residencias porteñas de la avenidas Alvear y Figueroa Alcorta, la asfixiante y sangrienta realidad de la cárcel del fin del mundo.

Todo esto convive en MIL VECES LA VIDA a través del hilo conductor de una vida; la vida de un muchacho que se mueve siguiendo la antorcha de un amor ideal y al ritmo incomparable del 2x4 de nuestro tango, que se le enquistó en el alma.

Fluctúa sobre la música evocada la inolvidable figura del ídolo de este ritmo rioplatense que tanto amó el pueblo y que sedujo a otros mundos allende los mares: Carlos Gardel, Carlitos para sus admiradores del Abasto.

Una historia basada en realidades, en sentimientos profundos, en un empecinamiento heroico del alma, en una resiliencia difícil de admitir pero, sin dudas, posible. Un libro que nos arrebatarán de las manos las academias de Tango que se extienden por Europa, para entender un poco más cómo nació, cuál fue la idiosincrasia del pueblo que alumbró esta música y estas letras, nacidas para ser míticas.”

Beatriz Monferrer

 

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El epígrafe de Hermann Hesse que sirve de pórtico a esta novela define con tres conceptos complementarios el fenómeno de la vida; el último dice: “el esbozo de un sendero”. Y el sorprendente recorrido que hace Ulises López o Ulysse D’Hollbach, el personaje principal, confirma a través del argumento la veracidad de lo expresado allí. Pero María Elena Sofía apela al recurso del “esbozo” desde una posición absolutamente clara. En forma deliberada le alcanza al lector trazos incompletos, para ir armando una historia cuya nitidez golpea a través de elementos que surgen aquí y allá. Los tiempos de la narración se manejan en diversos escenarios. El trasfondo es siempre el mismo: el tango y una obsesión de amor. Tal vez se podría sintetizar el contenido de esta curiosa obra afirmando que es el porqué y el cómo Ulises López se transforma en Ulysse D’Hollbach; sin embargo, caeríamos en la injusticia que conlleva toda síntesis al dejar afuera los detalles, verdaderas piezas ineludibles en el desarrollo de un género como la novela. Además, “Mil veces la vida” no es solo aquella mutación y no es solo el mero seguimiento de las peripecias de un personaje; tiene un universo propio, formado por una enorme cantidad de factores. Su reconstrucción de épocas y de ambientes marcha por el delicado equilibrio del lenguaje. Es difícil transitar la variedad expresiva de ámbitos tan disímiles como una cárcel de Ushuaia, la pampa y la Buenos Aires y la París de los años treinta. María Elena Sofía atraviesa la dificultad mediante una prosa muy cuidada, plena de figuras de pensamiento –raras avis en muchas prosas actuales–, de metáforas delicadas, de imágenes sugerentes. Por otra parte, brilla su labor previa de investigación, que la hace trazar con firmeza los pasajes siempre riesgosos de la pintura histórica.

Debo confesar que en mi comentario pesa la emoción, porque vengo de un hogar tanguero. Desde que nací (mi padre era bandoneonista), esa música rioplatense fue la que rondó mis años. ¿Cómo no sentir profundamente las referencias que María Elena Sofía hace de las letras, de las orquestas y de los cantantes? ¿Cómo no gozar de los fragmentos poéticos de los autores que le dieron su talento al género? ¿Cómo no conmoverme ante la omnipresencia de aquella voz que cautivó nada menos que a Enrico Caruso: Carlos Gardel?


JuanJosé Oppizzi

 



 

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