jueves, 4 de octubre de 2018

Fragmentos y narraciones (17)

Entre los propósitos a promover por las prácticas de enseñanza-aprendizaje de los institutos de estudios superiores, se encuentra el fortalecimiento de actividades de extensión. Los estudiantes del Profesorado de Filosofía del ISFDyT Nº126, se encuentran transitando su último año de formación, por lo cual resulta muy deseable que desarrollen proyectos que permitan a sus conocimientos cosechados en todo este proceso, trascender las paredes del aula e impactar en el resto de la comunidad académica, y en la sociedad en su conjunto.

En este marco se inscribe la presentación del libro “Literales ausencias”, antología poética de Juan Carlos Llauradó, editado recientemente por Nido de Vacas ediciones y FilosoQué.
De modo que el día viernes 5 de octubre en la ciudad de Salto se llevará a cabo el evento en el marco del cual intervendrán los estudiantes del cuarto año del Profesorado de Filosofía, con discursos de divulgación filosófica a partir de alguno de los tópicos tematizados en los poemas que integran el libro.

En esta ocasión, compartimos el capítulo 17 de la serie "Fragmentos y narraciones", que reúne versiones audiovisuales de poemas del escritor, docente y filósofo rojense. Araceli Rodríguez (voz) y Mercedes Carrizo (fotografía) interpretan "Disones".





"Fragmentos y narraciones"

Capítulo XVII: “Disones”
Voz: Araceli Rodríguez

Fotografía: Mercedes Carrizo (Presentación oficial de “Literales ausencias”, 23/9/18 Rojas, Buenos Aires)

Presentación: Juan Carlos Castro

Edición de audio: José Luis Terzaghi

Grabación: Eduardo Alberti

Realización: Nido de Vacas Ediciones y FilosoQué


Presentación de "Literales ausencias" en la ciudad de Rojas
Fotografía: Mercedes Carrizo



Disones

Todos dejamos un testamento impreso de algún modo. Todos amamos sólo una vez en la vida y fuimos marcados por esa historia propia o ajena, y sus estigmas permanecen en nosotros de maneras recónditas. Todos fuimos un alma divagando más allá de sus confines, y en ese afán herimos hasta la inocencia misma, sin justificación alguna. Todos nos perdimos por senderos y caminos, desangrando cada paso entre llantos y gestos inexorables. En tiempos aciagos, el acíbar de nuestras existencias pulsó junto al desamparo y la intemperie, esperanzas, fe y sus derrotas. A todos nos pasó lo mismo y cada uno lo percibió, según su estirpe en cronologías distintas. Fuimos la tormenta, el barco, desesperados náufragos, y esa isla sin nombre y cartografía. Cada laberinto nos prodigó espejos alienados, y aunque hayamos quebradas sus formas nunca descubrimos la salida. Todos fuimos la intimidad de otros agonizando en silencio, y nadie advirtió la profundidad de nuestros gritos. Todos hacemos la historia que otros concibieron antes o después, pero siempre en el tiempo. Y en el desamparo de huesos atezados, la muerte es un don otorgado a sabiendas.

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